jueves, 15 de noviembre de 2012

Una despedida elegante

 Antonio Pamos, Presidente de ActualRH

Seamos originales y, en lugar de hablar de buscar empleo, hablemos de cómo dejarlo.

Permítanme comenzar con una obviedad: cuando un trabajador rompe su vinculación laboral con su empleador, puede ser porque prescindan de sus servicios o bien porque el trabajador busque nuevos aires. En ambas circunstancias, las cosas se pueden hacer de manera elegante o innoble.

Se denomina “Despido interior” a ese momento en que se es consciente de que el lazo emocional que le unía a su empresa se ha roto. Se trata de un punto de no retorno donde se empiezan a buscar de manera consciente otras oportunidades para dar el salto a un nuevo proyecto.

Cambiar de proyecto no sólo es lícito sino, también, necesario. Debería ser, incluso, obligatorio. Ampliar el bagaje profesional en diferentes entornos laborales, con compañeros diversos y nuevos objetivos enriquece personal y profesionalmente.

Pero, una vez que esa nueva oportunidad laboral es un hecho, ¿cómo debe hacerse la salida para no cargar la espalda de enemigos? Aquí van unos consejos de “urbanidad laboral”:

Antelación
No espere al último momento. No busque la sorpresa, el impacto. Deje entre dos y cuatro semanas entre el aviso y la salida.

Negociación
Cierre bien todos los aspectos contractuales: vacaciones pendientes, comisiones, liquidaciones, etc. Así evitará flecos y en el peor de los casos judicializar la salida.

Reemplazo
Proponga colaborar en la búsqueda de su sustituto. Usted conoce su puesto mejor que nadie.

Capacitación
Si surge la oportunidad haga un exhaustivo traspaso de tareas a quien vaya a reemplazarle.

Implicación
No desaparezca sus últimos días. Es cierto que estará menos motivado y con la cabeza en su nuevo proyecto pero intente seguir siendo el profesional que fue.

Cierre
Intente dejar completadas todas las tareas posibles y en aquéllas que quedan abiertas deje información suficiente para continuarlas.

Salida
Antes de cerrar la puerta a su espalda, asegúrese de que tiene la información de contacto de exjefes y excompañeros que pueden ser útiles en el futuro para alimentar su red de intereses.

Hasta aquí la parte rosa del cambio de trabajo.

Muchos han experimentado el lado más oscuro que hace imposible cumplir con los puntos anteriores. Los más habituales son:

  • Salida inmediata. Recoja sus cosas y márchese ya.
  • Puede encontrar envidias y recelos con sus compañeros, sobre todo si abandona una empresa con un mal clima. Puede ser visto como un desertor.
  • Rechace cualquier contraoferta. Está comprobado que sólo alargan un poco más la agonía y nadie sale beneficiado de esa situación.
  • La entrevista de salida puede ser un arma de doble filo. Usted ya se ve fuera y puede despotricar contra toda la organización. Tenga cuidado, porque a la gente que se queda no le gustará conocer su opinión.

Aun en la situación más adversa nunca pierda el tipo ni la elegancia. Aguante el tirón, obtenga un aprendizaje de esos últimos momentos y, una vez fuera, vuelque todo su esfuerzo en su nuevo proyecto.

No olvide que agua pasada no mueve molino.

Fuente: http://www.rrhhdigital.com / Antonio Pamos, Presidente de ActualRH

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