martes, 9 de octubre de 2012

La inteligencia (Intra)emprendedora



Hay mucha literatura acerca de cuáles son las destrezas (skills) que tienen en común los (intra)emprendedores, se habla mucho de cómo podemos detectar a los que tenemos en nuestras organizaciones, de cuáles son los puntos que les motivan, en definitiva del “común denominador” para rastrearlos dentro de nuestros ecosistemas empresariales. Dónde y cómo encontrar la inteligencia común a los (intra)emprendedores y así detectarlos.

Es un ejercicio interesante, no lo dudo, pero quizá sería más importante y productivo buscar la manera de tejer una red de “inteligencia (intra)emprendedora” dentro de nuestras organizaciones para que el (intra)emprendurismo se manifieste, salga a la luz, porque -ya lo hemos dicho muchas veces aquí- el gran reto en este siglo de la escasez para la creación de nuevas líneas de negocio dentro de nuestras empresas es dejar trabajar a los (intra)emprendedores. La idea es que no tengas que pescarlos, sino que salgan, se socialicen, manifiesten y como consecuencia ellos estén más felices creando, lo que redunda en la mejora empresarial.

Así, nuestras recomendaciones para crear un ámbito de cultura (intra)emprendedora es que cultives dentro de tu organización los siguientes tipos de “inteligencia”:

i) Inteligencia económica:
El entorno en el que hoy nos movemos, de manera definitiva, se ha vuelto global. El conocimiento de cuáles son los puntos de apoyo que hacen que se mueva la lógica económica es capital para poder encontrar cabida en el mercado. Todo tipo de empresas necesitan manejar y conocer los resortes de los flujos económicos que se generan a nivel global.

ii) Inteligencia competitiva:
Conocer de manera exhaustiva todo lo que afecta y puede afectar a nuestro sector es algo tremendamente necesario para poder sobrevivir. Si una empresa, hasta ahora exitosa en su mundo no es capaz de valorar el entorno y sus desafíos (posibles cambios en el paradigma, en la regulación…) tiene una base endeble que le puede hacer caer en poco tiempo de su pedestal.

iii) Inteligencia corporativa:
La lógica de nuestra empresa. Cuanto más grande, más energía necesitamos para mantener cohesionada nuestra empresa ( ya lo dicen las leyes de la termodinámica). El conocimiento de nuestra propia “casa”, nuestras debilidades, fortalezas, nuestras necesidades, nuestros comportamientos, los de nuestra gente.. etc. Es una “inteligencia” que muchas veces se nos olvida manejar y es capital junto con el resto de esta lista. Muchas veces nos parece que lo dominamos y no es así.

iv) Inteligencia técnica:
El conocimiento de lo que hacemos en el día a día, hay que cultivarlo. Puede parecer una perogrullada, pero por desgracia conozco a empresas que no lo cultivan, y han conseguido mantener unos cuadros intermedios que realmente no dominan su negocio. Aspectos como la situación de crisis, el dejarnos llevar, algún golpe de suerte (los famosos “pelotazos” que existen en todos los sectores) y muchos otros factores hacen que podamos mantenernos flotando de manera coyuntural en una mar tranquilo, o que nos haga resignarnos al “ya pasará”, pero cuando la tormenta llega, nos hunde, y muchas veces es porque hemos dejado de cultivar el know how de nuestro negocio “core”.

v) Inteligencia pasional:
Hace ya muchos años que el genial Daniel Goleman acuñó el término que todos hemos estudiado y admirado de “inteligencia emocional”, tan genial en su época como ahora insuficiente. En nuestra época para crear las nuevas líneas de negocio y los nuevos negocios no es suficiente ser alguien con una trabajada y dominada inteligencia emocional, hoy más que nunca necesitamos que nuestras empresas cuenten con gente apasionada por su trabajo. La idea ya la hemos abordado desde muchos puntos en esta web y nos por ello no lo vamos a dejar de difundir: el (intra) emprendedor se siente desarrollando su idea en un ambiente de fluidez mental porque hace algo que le apasiona. Ay que trabajar y crear organizaciones que fomenten la “inteligencia pasional”.

vi) Inteligencia decisoria:
El culmen de lo anterior. Crear un ambiente en el que las decisiones se tomen de manera correcta. Aprender a decidir de manera justa, equilibrada, equitativa y con inteligencia. De poco me vale acumular conocimiento si luego no aplico una correcta toma de decisiones, los resultados serán desastrosas.

Como conclusión, hay que conseguir, además de cultivar estas inteligencias dentro de la organización, que el conocimiento que generan las mismas fluya dentro de la organización y que creen un acervo, que al final será el caldo de cultivo para el (intra)emprendurismo.

Tú líder tienes en tu mano gestionarlo, merece la pena, acepta el reto. Nos va mucho en ello.

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